viernes, 30 de octubre de 2015

...el regreso a la naturaleza (3/3)

El regreso a la naturaleza es el objetivo de muchos viajeros. El poder experimentar esa sensación de armonía con el suelo que pisamos...con todo lo que nos rodea pero que hemos ido escapandole.. por procesos sociales que quizás inconscientemente hemos ido acompañando.

Queremos compartirles la producción de unas personas que, igual que nosotros, buscan mostrar una forma distinta de hacer turismo. Ellos como viajeros acompañaron a los guardaparques del Parque Nacional Baritu en sus labores de investigación y conservación.


miércoles, 28 de octubre de 2015

...el regreso a la naturaleza (2/3)

El regreso a la naturaleza es el objetivo de muchos viajeros. El poder experimentar esa sensación de armonía con el suelo que pisamos...con todo lo que nos rodea pero que hemos ido escapandole.. por procesos sociales que quizás inconscientemente hemos ido acompañando.

Queremos compartirles la producción de unas personas que, igual que nosotros, buscan mostrar una forma distinta de hacer turismo. Ellos como viajeros acompañaron a los guardaparques del Parque Nacional Baritu en sus labores de investigación y conservación.


lunes, 26 de octubre de 2015

...el regreso a la naturaleza (1/3)

El regreso a la naturaleza es el objetivo de muchos viajeros. El poder experimentar esa sensación de armonía con el suelo que pisamos...con todo lo que nos rodea pero que hemos ido escapandole.. por procesos sociales que quizás inconscientemente hemos ido acompañando.


Queremos compartirles la producción de unas personas que, igual que nosotros, buscan mostrar una forma distinta de hacer turismo. Ellos como viajeros acompañaron a los guardaparques del Parque Nacional Baritu en sus labores de investigación y conservación.


viernes, 23 de octubre de 2015

...de turista en la capital...

Así como los viajeros provienen de lugares muy distintos...tampoco son restringidos los destinos a los que se dirigen. Hoy Florencia Orellano nos compartió la experiencia de su paso por la ciudad de La Plata.

Esta fue mi experiencia cuando viaje a la plata,si bien es el mismo país,la misma provincia,  son costumbres diferentes. 

Recorrí toda la ciudad,me perdí en las diagonales,conocí universidades y En el mismo viaje fui a la cancha a ver el equipo de mi novio, jamas había ido a un estadio y menos para ver un partido, sentí muchas cosas  miedo una de la primera, ya que estamos acostumbrados a que se digan las peores cosas de estos lugares,claro que nunca imagine lo que iba a vivir,todo un ambiente de locura,fanatismo, alegría,vi gente grande,niños, bebés ,era un ambiente totalmente distinto al que esperaba encontrarme. Si me preguntas que sentí,sentí alegría, me habían contagiado esas ganas de alentar,de estar ahí y por sobre todas las cosas, ganas de volver. 

La plata,capital de Bs as,ciudad de las diagonales, lugar extraordinario para vivir,con su tráfico, sus ciudadanos a mil yendo y viniendo,todo un mundo por conocer del cual me llevo la mejor impresión.



miércoles, 21 de octubre de 2015

...desde el otro lado del charco (2/2)

Un viajero disfruta y se nutre de los paisajes, las personas y la cultura, independientemente del punto cardinal en el que se encuentre. Desde el otro lado del charco, Fabiola Feyt nos comparte sus caminos transitados en Europa.

Podría hablarles maravillas de mis viajes en tren por el conurbano holandés. Contarles cómo, por alrededor de dos euros y medio, un moderno y, a la vez, sobrio tren me llevaba a las afueras de Amsterdam. Lo tomé cuando quise conocer los famosos molinos de viento de Zaandam o cuando visité amigos  en Sloterdijk, Utrecht, Duivendrecht u otras ciudades con un montón de consonantes en sus nombres.
Nunca me gustó pagar el tren. Quizás para hacerme la viva y ahorrarme unos centavos. Aunque ahora, más adulta, pienso que es horrible actuar así y no aportar a la recaudación de un servicio tan noble, la manera más disfrutable de moverse entre barrios y ciudades. De todos modos, con el servicio holandés esta práctica no es simple. Todo el tiempo están controlando los boletos y las multas son muy severas. Incluso si yo pagué boleto pero mi bici no, pueden cobrar más de 50 euros de penalidad, pero lo peor es que todos te miran mal, reprobando tu actitud de mala ciudadana. Ellos piensan que no se puede actuar así si el Estado te está dando un tren con wi-fi, baños impecables y, lo que me parece absurdo y utilísimo a la vez,  los vagones silenciosos.
Un día una amiga iba escuchando música con ese volumen que uno usa a veces que se te escapan los sonidos por los auriculares. Una mujer que estaba a tres asientos de distancia se acercó agitando un dedo, mascullando “baje la música o váyase al vagón normal”. Desgraciadamente, mi amiga había caído en el vagón de los callados y no se había dado cuenta. Tuvo que irse reprobada en silencio, por supuesto, por el resto de los pasajeros, que se molestan incluso ante un ataque de tos o estornudos.
Todo es así en Holanda, perfectamente controlado, exhaustivamente silencioso. Por el tren uno tiene que pasar tratando de no dejar rastro, mirando siempre por la ventanilla que muestra siempre el mismo paisaje: los suburbios típicos de una ciudad del primer mundo, cemento y vidrios espejados, todo un poco robótico, frío. Y el que no mira para afuera mira su iPad, su iPhone, su cosito para leer libros en una pantalla en vez de en papel, que no tengo idea de cómo se llama.
Podría decirles que el tren primermundista funciona de diez. No hay olores, no hay grafittis, nadie se queja, nadie grita. Nadie vende cosas, nadie las compraría. Es absolutamente seguro pero se siente como si todos desconfiaran.
Para mí viajar en tren es otra cosa. Un novio me dejó en un viaje en tren. Tres pares de medias por diez pesos compré en un tren. Recibí más de cincuenta estampitas en mis viajes a Quilmes, a Ciudadela, a Haedo. Hice un viaje en tren que tenía que durar ocho horas y duró catorce y me indigné terriblemente pero también compartí unos mates riquísimos con los que iban atrás. 
Para mí viajar en tren es ver, a través de las ventanillas un poco oxidadas, mis paisajes favoritos de la salvaje Buenos Aires, esa bestia que me recibe con la boca abierta cada vez que me quiero sentir real y humana.

lunes, 19 de octubre de 2015

...desde el otro lado del charco (1/2)

Un viajero disfruta y se nutre de los paisajes, las personas y la cultura, independientemente del punto cardinal en el que se encuentre. Desde el otro lado del charco, Fabiola Feyt nos comparte sus caminos transitados en Europa.

¡Al fin pude armarme un viajecito de fin de semana largo! Buscando vuelos baratos, llegué a Portugal. Hacía rato que, viviendo en España, me estaba picando el bichito de conocer “el otro país” de la Península Ibérica.
Si de visitar Portugal se trata, mi sueño siempre fue conocer Lisboa, ciudad natal de Fernando Pessoa, unos de mis escritores preferidos; o quizás alguna de esas magníficas playas del sur, como las de Algarve. Sin embargo, mi viaje fue en pleno invierno, las playas ya no eran tentadoras y en la lista de vuelos baratos salió un solo ganador: Oporto.
Poco y nada sabía de esta ciudad: que queda al norte del país, que su clima estaba lleno de nubes y lluvia, que sus vinos eran deliciosos. Una vez allí, me encontré con una de las ciudades más agradables que conozco.
Por empezar, por el mismo precio que me alquilo un cuarto en cualquier otro lugar, en Oporto encontré una casa entera en el centro histórico, decorada con un buen gusto digno de revistas cancheras. Esnobeadas aparte, lo mejor de la ciudad es, sin duda, su gente.
Actualmente vivo en Barcelona, ciudad turística si las hay. Acá cualquier persona relacionada con esta actividad cumple su trabajo al pie de la letra. Todos quieren convencerte que su restaurant/hotel/bar/discoteca es lo mejor que hay. Mucho gato por liebre, mucha sensación de que te quieren estafar, mucho pesado, bah!
En Oporto, mi sensación fue todo lo contrario. 
Algunos ejemplos relacionados con lo más importante: la comida. Mi primer almuerzo lo tomé cegada por el hambre, prácticamente, y cometí el error de no preguntar cuánto costaba lo que me estaban recomendando. Mal acostumbrada pensé “me van a fajar”. Todo lo contrario: ese plato delicioso preparado por una abuela portuguesa simpática me costó mucho menos de lo que esperaba pagar. Esa misma noche cené en un restaurant de comida típica de la ciudad: bacalao con verduras. No quise agregar una copa de vino oporto porque mi presupuesto era un poco limitado, pero el dueño del lugar no quería que me fuera sin probarlo y me regaló una copa. Cada vez que comí fuera de casa, aunque sea una nata (una facturita sabrosísima), siempre me sirvieron un poquito más, con buena onda, para que no me vaya sin probar lo que a ellos les parece más rico. Amor por lo suyo, que le dicen. 
Oporto es una ciudad lenta, con muchas casas viejas venidas a menos que me contaron que se debe a que el centro histórico es patrimonio de la Unesco y que, de hacer reformas y obras de mantenimiento, deben contratar personas especializadas para que no cambien ni un poco el toque antiguo. Eso sale muy caro y muy pocos lo pueden costear.
Por otro lado, también hay una Oporto moderna, con muchas galerías y espacios de arte.
Las personas son muy humildes, austeras y trabajadoras. Los oficios se mantienen en el tiempo: el carpintero, el herrero, el pescador, la vendedora de azulejos, el experto en vinos. 
A mis intentos de comunicarme en portuñol, me respondían en un dulce y musical castellano, contándome lo mucho que les gustaría conocer Argentina, o esa vez que visitaron Barcelona. 
Ahora que los precios de los vuelos bajaron otra vez (ha vuelto mi querido frío), creo que voy a repetir destino!

viernes, 16 de octubre de 2015

"Deseos inconscientes".

Comencé mi viaje a europa un 30 de mayo... mi primer viaje bien lejos de mi país y de mi casa... En mi trayecto hacia ezeiza se me venia a la cabeza todo el tiempo "esto lo soñaste mucho mery, disfrutalo todo el tiempo". Quería congelar el tiempo y que se quedara inmaculado en esa sensación de felicidad que me recorría todo el cuerpo. Pero el viaje, transucurrió, desembarcando como primer destino, en la antigua y esplendida ciudad de Roma... una ciudad inigualable, donde siendo Argentina me sentí como en casa todo el tiempo, con esas calles chiquititas y entremetidas, con esas motos que te pasan por los costados descontroladamente y vos saltas esquivandolas, con esas rotondas interminables sin semaforo alguno que te ampare para cruzar pero al mismo tiempo te reís cuando corres para que no te atropellen. Como se explica que al dar la vuelta a la esquina te aparezca una imagen que por veintipico de años viste a través de google?, caminar dos cuadras y encontrarte edificios como el Colosseo. Realmente inexplicable... Pero ese destino era solo el primero y el viaje continúo.
Un mes y medio despúes de almacenar en una mochila de recuerdos, experiencias, cuentos, vivencias y felicidad absoluta desembarqué en MADRID.
Si en roma me había sentido en casa pero me faltaba entender más italiano... acá se me completo el cartón y canté bingo. No sólo era el lugar de mi vida, sino que, me entendían todo lo que decía! (juro que despúes de un mes y medio de perder hasta trenes por no entenderme, era el mejor de los lujos).
Cautivada por sus 40 grados de calor seco, comencé a conocerla y recorrerla... Ay madrid! que linda sos!! De todas sus calles me enamoré, una gran ciudad enfrascada en algo así como un pueblo, el más pintoresco que te hayas cruzado...
Ahora... porqué el título de mi experiencia se llama "deseos inconscientes"?... Entrando en el último día de mi estancia en Madrid y en europa también (era mi ultimo destino antes de regresarme a Argentina), y habiendome hecho amiga de dos Argentinos dueños del hostel donde estaba, decido esa ultima noche junto a mi amiga con la que viajaba, salir con ellos. Por supuesto, que, como era de esperarse la pasamos mas que increíble y nos fuimos a dormir, comiendo chocolates en el pasillo del hostel, a las 6 am. A las dos horas nos despertamos como pudimos, dandonos cuenta que teníamos que ir a desayunar rápido, y que a las 12 debíamos estar en el aeropuerto de Barajas, para tomarnos un vuelo a Roma donde partiría nuestro avión a Buenos Aires, aunque haciendo nuevamente escala en Madrid.
En la noche previa, la frase que más se repitió en todo madrid, fue la de nosotras dos añorando "no nos queremos volver", "¿y si nos quedamos?", "que pasa si no volvemos?"... Deseos y mas deseos de quedarnos para siempre en ese pedazo de mundo en donde me senti muy muy feliz.
Llegadas las 10 am y muy dormidas ambas, terminando de desayunar, le digo a mi amiga que no se si estabamos muy bien de tiempo, por lo que nos apuramos, agarramos todo, saludamos a nuestros amigos, nos despedimos y seguimos repitiendo "que ganas de quedarnos" a lo que ellos nos decian "Quedensé!".
Pero no... nos fuimos hacia barajas, en su metro correspondiente, corriendo por todas su terminales enormes, llegamos para despachar nuestras valijas hasta que una amable española nos dicen "ostia niña, su avion ya esta cerrado". Momento en el cual, la miro a mi amiga y le doy la noticia. Cual era el inconveniente? no llegar a Roma y perder nuestro vuelo a Argentina, contando unicamente con 20 dolares (en billetes de 1) para cambiar a euro.
Entre charlas y risas y llantos, dijimos mil veces mas "es una señal, nos quedamos", pero el sueño se rompio cuando una de las dos entro mas en bendita consciencia que te deja anulados todos tus deseos inconscientes e impulsivos de felicidad y rogamos poder tomar nuestro vuelo a Argentina desde Madrid y no desde Roma, cual colectivo en su segunda parada. Luego de ruegos y mas ruegos con amenaza de trabajo ilegal. Nos dieron el pasaje de vuelta.
Pero con el plus de ser las 13 hs y que saliera a media noche... pudiendo tener una chance mas, dejar las valijas en un locker y poder disfrutar toda una tarde en las calles de madrid.
Todavía, lucho por volver a vivir a España, si Dios quiere, 2016 es el año.

miércoles, 14 de octubre de 2015

"Una semana en el paraíso".

Para comenzar, voy a contar que el lugar al cual me voy a referir, puedo asegurar que es el paraíso, o al menos lo más cercano que estuve de el. Esos lugares a los que arrivas y ya tu estado de anímo cambia, donde hace calor pero es "el clima ideal", donde la humedad recorre cada rincón (y sobre todo para una mujer, su pelo), pero aún así... estás en el paraíso.
A mi parecer, estos lugares que quedan gravados en uno, en donde todo es perfecto, no sólo se llega a esa conclusión por sus paisajes o sus comodidades, ni por sus comidas o sus lujos, sino, por la calidad de su gente.
Desde que me levantaba para ir a desayunar, hasta que me acostaba agotada de un largo día de playa increíble, con un sol envidiable y una arena con la que podría cocinar cual harina, la gente estaba de buen humor, con sonrisas permanentes, con sus frases "a la orden" o "con mucho gusto" y una felicidad incesante.
Cuando vas a estos paraísos terrenales, miras y pensas lo diferente que se vive en tu ciudad, que calmo y que feliz esta todo ahí y me pregunto... Porqué no podremos vivir en las ciudades como se vive en esos lugares?
Mi experiencia fue la mejor, alrededor de gente que pareciera que se dedica y trabaja para que vos seas feliz constantemente, un lugar en el cual todo se trata de felicidad, y no solo para los turistas, sino que era reconfirmado por sus residentes.
Ese paraíso, ese lugar donde la gente es feliz , tiene nombre y se llama ARUBA.

lunes, 12 de octubre de 2015

...la decisión de viajar...(segunda parte)

No hace falta "largar todo a la m*****, porque nadie me entiende" para irse a crecer. Porque el crecimiento no empieza cuando te subís al tren o al camión, al micro, al auto, a la moto o a la bici. Empieza adentro nuestro mucho antes, acá, adonde nos tocó crecer, y de donde nos toca partir.
En mi caso, me produce mucha felicidad contar que mi viaje lo empiezo sola y no tiene destino, pero si tiene orientación Norte. Desde el Conurbano de Buenos Aires, Argentina, me dirijo hacia la provincia de Córdoba, y luego subiré pasando por las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Al encontrarme con la frontera de Bolivia, decidiré si la travesía sigue.

Por qué? Para qué?
Los chicos de Cultura de Viaje ya hablaron en otro articulo de la magia de la vida en comunidad. Y también de la necesidad, que yo comparto con ellos, de ver el amor del ser humano a la luz, a flor de piel. Ayudando a armar una carpa en medio de una tormenta sin saber datos que a veces nos parecen mayores pero no lo son, brindando información solo porque el otro la necesita, cocinando juntos, armando un fogón para que nadie pase una noche fría, tocando música para que les llegue una caricia al corazón a mas de uno. Aprendiendo a contemplar la naturaleza y sus detalles mas efímeros.

Absorbiendo todo lo que se pueda de otras costumbres. Mezclándose como si no existiesen las delimitaciones geográficas ni culturales. Todas estas cosas no suceden cerca nuestro. Tampoco suceden permaneciendo en un mismo lugar. Tenemos la certeza de que el ser humano es amor, es verdad, y que es mas capaz de lo que vivir en sociedad nos deja como aprendizaje.
Intento no proyectar sobre este viaje. Siempre está bien pautar un rumbo, un destino, saber con cuanto dinero uno necesita y quiere irse, saber en que lugares va a parar unos días, etc.
A nivel personal, la única expectativa que tengo, es que este viaje me enseñe a soltar. A soltar lo que permanece acá en Buenos Aires, en el barrio de Canning, Esteban Echeverría. Mi familia. Mi perro. Mi gata. Mis vecinos. La señora del almacén que cobra todo tan caro. El señor que me infla la bicicleta bastante seguido y es muy simpático. Los chicos de la banda. Mis amigos. Mis bellos seres...
A enseñarles a aquellos que me tienen muy adentro, a soltarme a mi también mientras yo los suelto, pero a la vez me los llevo en el alma. A enseñarles que el miedo es nuestro enemigo mas inmenso. A soltar experiencias que me atormentan, A soltar el miedo a mis propias sombras. A convivir con ellas. A llorar y sentirme mejor. A conocerme en profundidad. A saber apreciar lo mas pequeño y lo mas hermoso. A cruzarme con personas y saber escuchar lo que tienen para decirme, saber ver lo que tienen para enseñarme. A enamorarme de las personas, de su belleza, y dejarlas ir...porque así quizás lo dicte el universo. A dar lo que sé como un regalo. A ser verdaderamente rica. A ser feliz en cualquier lugar físico del mundo. Porque soy mas, mucho mas, de lo que el sistema me enseña a ver de mi misma. Porque el mundo no es lo que nos rodea por defecto. El mundo hay que salir a buscarlo, y el mundo nos va a mostrar el daño que le hacemos y al mismo tiempo lo bello que puede llegar a ser si la conciencia humana se despierta y habla por sí sola al fin.



viernes, 9 de octubre de 2015

...la decisión de viajar... (primera parte)

Desde este espacio tenemos la convicción de que la forma de hacer turismo, de involucrarse, de participar que tiene cada viajero es distinta. 
Necesariamente...esas formas van a estar determinadas por sus motivaciones y expectativas antes del viaje.
Nuevamente agradecemos a Oriana su participación abriendo su corazón compartiendo lo mas profundo de sus sentimientos de cara a su primer viaje!! ...les dejamos también, al final, una canción que acompaña las ideas que hoy compartimos...

La decisión de viajar.
Puedo decir, con seguridad, que el deseo siempre estuvo, en mi caso, desde la temprana adolescencia... solo que en forma de "fantasía", ya que desde niños la sociedad nos planta todos los tabúes habidos y por haber; incluso nuestros propios padres, que toman ese camino por el miedo que se construye en ellos desde el momento en que nacemos en este mundo "lleno de peligros", en esta selva en donde es "mejor" crecer entre las paredes para no arriesgarse.
"Más vale prevenir que lamentar", se dice por ahí; Que no tenés que confiar en desconocidos, que siendo mujer los peligros se multiplican por un millón, que yo me quedo acá preocupado, que cómo vas a dejar los estudios, que cómo vas a dejar el trabajo, que mirá si te pasa algo tan lejos, que mirá si de repente estás incomunicado, que mirá si, que mirá si, que mirá si...
De repente ignorar todas estas cuestiones nos hace quedar mal parados, como unos irresponsables, y justamente, unos fantasiosos. De repente, ignorar los miedos de los demás, y no trasladarlos a vos mismo, te hace quedar como un egoísta.
¿Cuántas serán las personas que tuvieron esta "fantasía" desde jóvenes y la misma fue apaciguada por ser demasiado arriesgada, alocada y fuera de los parámetros de entendimiento y tolerancia de quienes lo rodeaban?.
¿Será que relativamente unos pocos somos los que tenemos la fantasía y somos los mismos que la convertimos en realidad? ¿O será natural en el ser humano ante tanta opresión tener el deseo agigantado de moverse para aprender lo que en realidad vale la pena aprender, para ser independiente desde temprana edad y para crecer en este mundo tan limitante, donde el error no deja de ser oprimido y castigado hasta el día en que morimos?
Yo creo, y hasta me atrevo a hablar por muchos mas, que esto se despierta en todos nosotros y luego otras fuerzas logran adormecerlo... o no. Porque hace no mucho me topé con una hermosa frase: "Si estuviéramos destinados a permanecer en un mismo lugar, tendríamos raíces en vez de pies.", y porque no necesito mas fundamento que la sabiduría de la naturaleza, y mis impulsos orgánicos de moverme para conocer el mundo entero y expandirme.
Ahora, sí... es muy difícil enfrentar a todo nuestro círculo de afinidades, mas que nada a nuestro núcleo familiar, para tomar semejante decisión.
Quiero hablar de mi experiencia en particular, ya que quizás (ojalá) alguien en la misma situación este leyendo esta texto y se modifique algo en él. Debo aclarar que, no se por qué, desde los 13 años siempre atiné a experimentar cosas nuevas todo el tiempo (hasta el día de hoy, afortunadamente), y esto me diferenciaba un poco de mi correspondiente grupo etario, más todavía, teniendo como referencia en mi familia a dos hermanos mayores que yo. Recuerdo momentos de rabia extrema, de no entender y no encontrarle la vuelta al por qué no me dejaban hacer esto y lo otro. ¿Por qué necesitan reprimir todos mis deseos? Era la pregunta constante en mi naturalmente terca cabeza, generadora de odio constante. Cosas de esa revolucionada etapa. Decir "mamá y papá tienen miedo", no bastaba para mi. No me parecía motivo para encerrarme, ceder, ir contra mis impulsos y hacer lo que todo el mundo hace en determinada edad.
Hoy en día, analizando mi experiencia adolescente, entiendo también lo que me diferencia también actualmente de muchas personas de mi misma edad. Lógicamente desarrollé la capacidad de tolerar las diferencias, por ende las mismas ya no son un problema para mi. De hecho, significa la posibilidad de enfocarme en mi crecimiento personal. Hoy, con fundamento y sin tanto capricho, decido tomarme el tiempo para hablar de esta decisión con mis mas allegados, mas que nada, mis viejos, que se que son quienes más se van a preocupar por mi bienestar (su idea de bienestar).
Es frustrante que el otro no logre ver que con la ausencia de su apoyo nos esta creando trabas, piedras en el camino de un viaje hacia un crecimiento sustancial en nuestras vidas. Es frustrante, que lo vean como unas vacaciones, como una escapada, y no como una experiencia inigualable capaz de modificarnos espiritualmente de manera muy positiva. Pero todo se logra con paciencia. A mi, en particular, me tocó explicarles todo esto a personas que se encuentran inmersas en el desencuentro constante del cual consta la vida cotidiana, el trabajo, el sacrificio, la casa, el dinero, el miedo. Me tocó casi obligarlos a conectarse con lo que está mas allá de mis palabras para lograr comprender el mensaje que estoy intentando que reciban. Pero es posible. La paciencia hacia el otro muchas veces sale de la empatía. Y cuando se trata de nuestros padres, siempre es necesaria.

Solo hay que tener fe en que el humano todavía es capaz de conectarse con su necesidad esencial en este mundo, que es ser sano de alma. Y si se empieza por reconocer y respetar la necesidad del otro, hablando de nuestros progenitores, ya es un paso.


miércoles, 7 de octubre de 2015

...idearios y motivaciones.

...en este pequeño "diario de viaje" en el que este blog se convertirá muchas veces... seguimos compartiendo la visión que muchos viajeros amigos tienen sobre los viajes, sobre el turismo y la cultura... hoy son Oriana y Pedro quienes nos comparten sus imaginarios....


"El viaje es un aprendizaje continuo (como todo el tiempo en la vida...pero en el viaje es mas intenso, uno está mas atento a los cambios y es mas permeable a lo que pasa alrededor, creemos)
Es un aprendizaje, un momento especial, un éxtasis! 

Hay muchas formas distintas de verlo. Para nosotros es una etapa que abre los ojos para que uno valore determinadas cosas. Hay gente que quiere vivir de viaje siendo feliz. 
Es un punto de vista pero vivimos en comunidad y, de alguna forma, tenemos la responsabilidad de se útiles a los demás, para que todos vivamos bien. Aportar nuestro granito d arena... desde nuestro lugar y como pueda. Si nos pasamos el tiempo "huyendo" no aportamos nada a ningún lugar. Y eso es injusto. 

Viajar nos hace felices, por cada experiencia, por cada vez que podemos "prestar sal" o ayudar a alguien a armar su carpa y que ellos nos ayuden a nosotros,  o  cocinar juntos,  pero también porque podemos ver cosas que en el día a día no vemos, podemos apreciar la naturaleza y saber que la tenemos que cuidar todos los días y no solo cuando estamos viajando... vemos gente, pueblos que están olvidados por el gobierno y por las personas en si... y cuando volvemos de un viaje seguimos luchando para q esas cosas cambien. 
El aprendizaje, en general, y el del viaje... sirve justamente para ver y corregir lo que vemos que esta mal, en nosotros mismos y en la sociedad en general...

Respetamos a quienes se van y lo toman como una forma de vida porque a veces nos sucede que tenemos ganas de hacer lo mismo, porque tenemos un conflicto muy grande con el manejo de la gente, con la insensibilidad, con muchos de los mambos sociales que nos hacen sentir cada vez mas apartados de la masa... cada día nos cuesta mas explicarle a gente "normal" este punto de vista y que entiendan de verdad lo que tratamos de decir, y que no nos traten como locos o hippies... 
Pero si!!... reconocemos que si quisiéramos todos, podríamos ser agentes de cambio para que estas cosas que no sigan siendo así...

Quizás son formas distintas de reaccionar ante un mismo problema. Uno podría pensar lo mismo acerca de uno mismo!!... tener un problema, de personalidad o lo que sea, y en vez de reconocerlo y analizar como cambiarlo... optar por la negación y seguir, dejar la cuestión como esta, es mas cómodo.

En la sociedad pasa lo mismo, esta llena de problemas graves y de gente horrible (por suerte son los menos) ...pero también esta llena de cosas hermosas, y de gente q vale mucho mas q el oro!!!  ...entonces... si, veces también tienta ese sueño dejar todo... pero sería un poco egoísta.

Hay mucha gente que amamos y que nos aman (creemos jaja)  y gente que todavía no conocemos pero que sabemos están ahí, y son parte de esta comunidad que falta mejorar, mucho.... en Buenos Aires o en la Quiaca ehhh... en cualquier lado... siempre donde uno elija estar... hay cosas que hacer, hay que ayudar a los demás, y dejarnos ayudar.... es lo lindo de vivir en comunidad....

Muchas veces nos sentimos muy mal porque vivimos en un lugar en el q hay taaaaaaanta pero tanta gente y una rutina deshumanizante. Entonces uno no le encuentra el sentido a lo que hace, no conoce a sus vecinos, no mira a los ojos a la gente en la calle...etc etc etc

Nos deshumanizamos, nos alienamos... y eso va en contra de nuestra naturaleza. Es necesario recuperar todo el tiempo la idea de una forma "comunitaria" de hacer las cosas, de vivir!!!

Eso es lo que más nos interesa del viaje, mas allá de conocer lugares.... los lugares van a estar ahí... por lo menos por un rato largo mas!... pero la gente con la que va a tocar cruzarnos, nos la vamos a cruzar por algo y vamos a tener mucho que aprender de ellos, por mas que no lo hagamos adrede... y es todo tan circunstancial. 

Buscamos, también, emocionarnos viendo gente que se conecta haciendo lo mas cotidiano del mundo, hacer y compartir una comida. caminar. estar sentados...etc,  pero nos encantaría estar en esa circunstancia, otra vez... y apreciar ese momento tan valioso que viviendo en la sociedad actual de las "grandes ciudades" no vemos casi nunca... Gente que no necesita saber toda su vida con detalle y desarrollar confianza para conectarse.."

lunes, 5 de octubre de 2015

Niños de Paraná - Entre Ríos

Hace unos meses atrás tuve la suerte de compartir una semana en Córdoba con cinco escuelas rurales de la ciudad de Paraná, Entre Ríos.
Niños de entre 11 y 12 años nos enseñaron el amor por las amistades, por el trabajo, por la escuela y entender el valor de quienes nos acompañan.
Tengo una visita pendiente, a esas personas hermosas que me abrieron su corazón, con las que nos reimos y lloramos.

Que los niños viajen, que se encuentren y desencuentren, que extrañen, que vivan, hace que todo aquello que tenemos, y no hablo de cosas materiales, tome otra dimensión, otro valor, hace darnos cuenta de cuales son las cosas mas importantes en la vida.

Viajar sigue siendo mi filosofía de vida.



viernes, 2 de octubre de 2015

El Viaje . . . Un mundo dentro de otro

Tengo muchas pero muchas historias y momentos que contar, que me es imposible elegir una en este momento, pero de tanto viajar por nuestras rutas, y de tantos mates en el camino, recuerdo que en mis inicios de viajero, el viaje se me hacia interminable, el encierro en el micro, el paisaje que me parecía siempre el mismo CAMPO y mas CAMPO, recuerdo que disfrutaba poco de esa experiencia, ansiedad, ganas de llegar, de dormir en el micro sin que se me duerman las piernas, y ese cosquilleo horrible..que todavía me sucede a veces.... y hoy, recién llegado de otra experiencia más... me doy cuenta que el micro, es todo un mundo... las historias entrelazadas en ese mismo espacio, los bebes que ya no lloran en el viaje, un artista que te regala una canción, alguien que preparo brownies o alfajores de maizena para compartir con desconocidos... un auxiliar que te regala un vino para compartir con amigos durante el viaje, y otro que te pide que le pases un carton de puchos por la frontera, una señora que les cuenta a todos de sus maridos, un niño que se marea en su primer viaje, y la señora Irma, hermosa contadora de chistes de Argentina a Chile, que me regalo una de sus pulseras que hoy llevo conmigo, y que la llenó de deseos maravillosos y mucho amor.El viaje es una experiencia a la que invito a todos a seguir disfrutando.