Necesariamente...esas formas van a estar determinadas por sus motivaciones y expectativas antes del viaje.
Nuevamente agradecemos a Oriana su participación abriendo su corazón compartiendo lo mas profundo de sus sentimientos de cara a su primer viaje!! ...les dejamos también, al final, una canción que acompaña las ideas que hoy compartimos...
La decisión de
viajar.
Puedo decir, con
seguridad, que el deseo siempre estuvo, en mi caso, desde la temprana
adolescencia... solo que en forma de "fantasía", ya que
desde niños la sociedad nos planta todos los tabúes habidos y por
haber; incluso nuestros propios padres, que toman ese camino por el
miedo que se construye en ellos desde el momento en que nacemos en
este mundo "lleno de peligros", en esta selva en donde es
"mejor" crecer entre las paredes para no arriesgarse.
"Más vale
prevenir que lamentar", se dice por ahí; Que no tenés que
confiar en desconocidos, que siendo mujer los peligros se multiplican
por un millón, que yo me quedo acá preocupado, que cómo vas a
dejar los estudios, que cómo vas a dejar el trabajo, que mirá si te
pasa algo tan lejos, que mirá si de repente estás incomunicado, que
mirá si, que mirá si, que mirá si...
De repente
ignorar todas estas cuestiones nos hace quedar mal parados, como unos
irresponsables, y justamente, unos fantasiosos. De repente, ignorar
los miedos de los demás, y no trasladarlos a vos mismo, te hace
quedar como un egoísta.
¿Cuántas
serán las personas que tuvieron esta "fantasía" desde
jóvenes y la misma fue apaciguada por ser demasiado arriesgada,
alocada y fuera de los parámetros de entendimiento y tolerancia de
quienes lo rodeaban?.
¿Será que
relativamente unos pocos somos los que tenemos la fantasía y somos
los mismos que la convertimos en realidad? ¿O será natural en el
ser humano ante tanta opresión tener el deseo agigantado de moverse
para aprender lo que en realidad vale la pena aprender, para ser
independiente desde temprana edad y para crecer en este mundo tan
limitante, donde el error no deja de ser oprimido y castigado hasta
el día en que morimos?
Yo creo, y hasta
me atrevo a hablar por muchos mas, que esto se despierta en todos
nosotros y luego otras fuerzas logran adormecerlo... o no. Porque
hace no mucho me topé con una hermosa frase: "Si estuviéramos
destinados a permanecer en un mismo lugar, tendríamos raíces en vez
de pies.", y porque no necesito mas fundamento que la sabiduría
de la naturaleza, y mis impulsos orgánicos de moverme para conocer
el mundo entero y expandirme.
Ahora, sí... es
muy difícil enfrentar a todo nuestro círculo de afinidades, mas que
nada a nuestro núcleo familiar, para tomar semejante decisión.
Quiero hablar de
mi experiencia en particular, ya que quizás (ojalá) alguien en la
misma situación este leyendo esta texto y se modifique algo en él.
Debo aclarar que, no se por qué, desde los 13 años siempre atiné a
experimentar cosas nuevas todo el tiempo (hasta el día de hoy,
afortunadamente), y esto me diferenciaba un poco de mi
correspondiente grupo etario, más todavía, teniendo como referencia
en mi familia a dos hermanos mayores que yo. Recuerdo momentos de
rabia extrema, de no entender y no encontrarle la vuelta al por qué
no me dejaban hacer esto y lo otro. ¿Por qué necesitan reprimir
todos mis deseos? Era la pregunta constante en mi naturalmente terca
cabeza, generadora de odio constante. Cosas de esa revolucionada
etapa. Decir "mamá y papá tienen miedo", no bastaba para
mi. No me parecía motivo para encerrarme, ceder, ir contra mis
impulsos y hacer lo que todo el mundo hace en determinada edad.
Hoy en día,
analizando mi experiencia adolescente, entiendo también lo que me
diferencia también actualmente de muchas personas de mi misma edad.
Lógicamente desarrollé la capacidad de tolerar las diferencias,
por ende las mismas ya no son un problema para mi. De hecho,
significa la posibilidad de enfocarme en mi crecimiento personal.
Hoy, con fundamento y sin tanto capricho, decido tomarme el tiempo
para hablar de esta decisión con mis mas allegados, mas que nada,
mis viejos, que se que son quienes más se van a preocupar por mi
bienestar (su idea de bienestar).
Es frustrante que
el otro no logre ver que con la ausencia de su apoyo nos esta creando
trabas, piedras en el camino de un viaje hacia un crecimiento
sustancial en nuestras vidas. Es frustrante, que lo vean como unas
vacaciones, como una escapada, y no como una experiencia inigualable
capaz de modificarnos espiritualmente de manera muy positiva. Pero
todo se logra con paciencia. A mi, en particular, me tocó
explicarles todo esto a personas que se encuentran inmersas en el
desencuentro constante del cual consta la vida cotidiana, el trabajo,
el sacrificio, la casa, el dinero, el miedo. Me tocó casi obligarlos
a conectarse con lo que está mas allá de mis palabras para lograr
comprender el mensaje que estoy intentando que reciban. Pero es
posible. La paciencia hacia el otro muchas veces sale de la
empatía. Y cuando se trata de nuestros padres, siempre es
necesaria.
Solo hay que
tener fe en que el humano todavía es capaz de conectarse con su
necesidad esencial en este mundo, que es ser sano de alma. Y si se
empieza por reconocer y respetar la necesidad del otro, hablando de
nuestros progenitores, ya es un paso.
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